domingo, 20 de junio de 2010

Hay una flor... creo que me ha domesticado...

Voy a poner aqui un extracto (concretamente el capítulo XXI) del libro "El principito" de Antoine de Saint-Exupéry. Este libro es una auténtica obra de arte (y no como esa mierda de crepúsculo). Este es mi capítulo favorito (y si no mi favorito, uno de mis favoritos ^^) de este libro que recomiendo encarecidamente leer a los pocos (espero) que quedeis por leerlo.

Empecemos:
"
Apareció el zorro:

- ¡Buenos días! - dijo el zorro.
- ¡Buenos días! - respondió cortésmente el principito que se volvió pero no vío nada.
- Estoy aquí, bajo el manzano - díjo la voz.
- ¿Quién eres tú? - preguntó el principito. - Eres muy lindo...
- Soy un zorro - dijo el zorro.
- Juega conmigo - le propuso el principito, - Estoy tan triste...
- No puedo jugar contigo - dijo el zorro, - no estoy domesticado.
- ¡Ah, perdón! - dijo el principito.
Pero después de reflexionar, agregó:
- ¿Qué significa "domesticar"
-Tú no eres de aquí - dijo el zorro-. ¿Qué buscas?
-Busco a los hombres - le respondió el principito. -¿Qué significa "domesticar"?
- Los hombres - dijo el zorro - tienen fusiles y cazan. ¡Es muy molesto! Pero también crían gallinas. Es lo único que les interesa. ¿Tú buscas gallinas?
- No - díjo el principito. - Busco amigos. ¿Qué significa "domesticar"? - volvió a preguntar el principito.
- Es algo demasiado olvidado -dijo el zorro, - significa "crear lazos... "
- ¿Crear lazos?
- Si -dijo el zorro - Tú no eres para mí todavía más que un muchachito igual a otros cien mil muchachitos. Y no te necesito. Tampoco tú tienes necesidad de mí. No soy para ti más que un zorro entre otros cien mil zorros semejantes. Pero si me domesticas, entonces tendremos necesidad el uno del otro. Tú serás para mí único en el mundo, yo seré para ti único en el mundo...
- Comienzo a comprender - dijo el principito. - Hay una flor... creo que me ha domesticado...

- Es posible -dijo el zorro, - en la Tierra se ven todo tipo de cosas.
- ¡Oh, no es en la Tierra! - exclamó el principito.
El zorro pareció muy intrigado:
- ¿En otro planeta?
- Sí.
- ¿Hay cazadores en ese planeta?
- No.
- ¡Qué interesante! ¿Y gallinas?
- No.
- Nada es perfecto - suspiró el zorro.
Y después volviendo a su idea:
- Mi vida es muy monótona. Cazo gallinas y los hombres me cazan a mí. Todas las gallinas se parecen y todos los hombres son iguales.Me aburro, pues, un poco. Peri si tú me domesticas, mi vida se llenará de sol. Conoceré un ruido de pasos que será diferente de los demás. Los otros pasos me hacen esconder bajo la tierra; los tuyos me llamarán fuera de la madriguera como una música.
Y además, ¡mira! ¿Ves allá los campos de trigo? Yo no como pan y por lo tanto el trigo es para mí algo inútil. ¡Es muy triste!.
¡Pero tú tienes los cabellos dorados y será algo maravilloso cuando me domestiques! El trigo, que es dorado también, será un recuerdo de ti. Y amaré el ruido del viento en el trigo.
El zorro se calló y miró un buen rato al principito:
- Por favor... domestícame - le dijo.
- Bien lo quisiera - le respondió el principito pero no tengo mucho tiempo. He de buscar amigos y conocer muchas cosas.

Sólo se conocen las cosas que se domestican - dijo el zorro.
- Los hombres ya no fienen tiempo de conocer nada. Compran cosas hechas a los comerciantes. Pero como no existen comerciantes de amigos, los hombres no tienen ya amigos. ¡Si quieres un amigo, domestícame!
- ¿Qué hay que hacer? -preguntó el príncipito.
- Hay que ser muy paciente - respondió el zorro. - Te sentarás al principio ún poco lejos de mí, así, en la hierba; yo te miraré de reojo y tú no me dirás nada. La palabra es fuente de malentendidos. Pero, cada día, podrás sentarte un poco más cerca...

El principito volvió al día siguiente.
- Hubiera sido mejor -dijo el zorro- que vinieras a la misma hora. Si vienes, por ejempló, a las cuatro de la tarde; desde las tres yo empezaría a ser feliz. Cuanto más avance la hora, más feliz me sentiré. A las cuatro me sentiré agitado e inquieto, descubriré el precio de la feliçidad. Pero si tú vienes a cualquier hora, nunça sabré cuándo preparar mi corazón... Los ritos son necesarios.
- ¿Qué es un rito? - inquirió el principito.
- También es algo demasiado olvidado - dijo el zorro-. Es lo que hace que un día no se parezca a otro día y que una hora sea diferente a otra. Entre los cazadores, por ejemplo, hay un rito. Los jueves bailan con las muchachas del pueblo. Los jueves entonces son días maravillosos en los que puedo ir de paseo hasta la viña. Si los cazadores no bailaran en día fijo, todos los días se parecerían y yo no tendría vacaciones. Así, el principito domesticó al zorro. Y cuando se la hora de la partida:
- ¡Ah! - dijo el zorro, - voy a llorar.
- Es tu culpa - le dijo el principito, - yo no quería hacerte daño, pero tú has querido que te domestique...
- Si - dijo el zorro.
- ¡Pero tú vas a llorar!, - dijo él principito.
- Si -dijo el zorro
- Entonces no ganas nada.
- Gano - dijo el zorro-, por el color del trigo.
Y luego añadió:
- Vete a ver de nuevo a las rosas; comprenderás que la tuya es única en el mundo. Volverás a decirme adiós y yo te regalaré un secreto.
El principito se fue a ver las rosas a las que dijo:
- No son en absoluto parecidas a mi rosa. No son nada aun -les dijo-. Nadie las ha domesticado ni han domesticado a nadie. Son como era mi zorro. No era más que un zorro semejante a otros cien mil zorros. Pero yo le hice mi amigo y ahora es único en el mundo.
Las rosas se sintieron molestas.
- Son muy bellas, pero están vacías -les dijo-. No se puede morir por ustedes. Por cierto, cualquiera que pase creerá que mí rosa se les parece.Pero ella sola es más importante que todas. Puesto que ella es la que yo regué. Puesto que ella es la que puse bajo un globo. Puesto que es ella a la que abrigué con el biombo. Puesto que es ella a quien le maté las orugas (salvo las dos o tres que se hicieron mariposas). Puesto que es ella a quien escuché quejarse, o alabarse, o aun, a veces, callarse. Puesto que ella es mi rosa.

Y volvió con el zorro.
- Adiós - le dijo.
- Adiós - dijo el zorro. - He aquí mi secreto. Es muy sencillo: sólo se ve bien con el corazón. Lo esencial es invisible a los ojos
- Lo esencial es invisible para los ojos - repitió el principito para acordarse.
- El tiempo que tú perdiste por tu rosa hace que tu rosa sea tan importante
- El tiempo que perdí por mi rosa... - repitió el principito para recordarlo.
- Los hombres han olvidado esta verdad - dijo el zorro-. Pero tú no debes olvidarla. Eres responsable para siempre de lo que has domesticado. Eres responsable de tu rosa...
- Soy responsable de mi rosa... -repitió el principito para acordarse.
"


Es increible lo fácil que es extrapolar este fragmento infantil a la vida real. A las relaciones entre humanos. Por ello le dedico esta entrada a la flor que me domesticó y que desde entonces poco a poco se ha convertido en el pilar más importante de mi vida. Gracias por estar siempre ahí, te quiero (L)

"He aquí la flor que me domesticó"

1 comentario:

  1. Tío, me ha encantado esta entrada, y tu blog en general, así que ya lo he puesto en la lista de los que sigo porque el Sr. Murain me está convenciendo para hacerme un blog, pero no tiene gracia si no sigo ninguno XD
    un saludo
    Laura

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